jueves, 2 de abril de 2009

Prisiones invisibles


¿Qué ocurriría si de repente la vida dejara de tener la magia que se supone debería tener? ¿Qué pasaría si descubres que esperabas mucho más de un mundo al que ya no le queda nada? ¿Qué harías si aun esperaras que algo extraordinario sucediera?


Esta vez no era una mala racha, ni siquiera era un estado de ánimo causado por no se qué ciclo biológico y demás historias que suelen justificar algunos sentimientos...ya no había ilusión en mi vida. Nada, ni el más remoto resquicio.

Decir que meditaba sobre ello cuando iba a la facultad hubiera sido mentir demasiado. Meditaba sobre ello, o más bien no podía dejar de pensar en ello a todas horas.

No era solo un sentimiento, había pruebas de ello en cada suceso de mi vida. No es que ya no hubiera magia, es que la rutina se había apoderado tan fuertemente de mi vida, que ya ni si quiera me pertenecía.
Todos los días las mismas situaciones, la misma gente con las mismas conversaciones desagradables e invariables a las que debía de sonreír o soportar sin importar como me encontrara; a nadie le importaba lo más mínimo lo que yo pensara o como me sintiera, nada de nada... y si intentaba dialogar sobre algo mas profundo, sorpresa ...nadie prestaba atención, enseguida cambiaban de tema, o mejor dicho, volvían a sus banales temas de siempre... y tu ahí como una imbecil te quedabas a escuchar nuevamente aquello mientras aguantabas paciente a que el ardor de la desesperación y la impotencia pase.

Pero todo esto esta acabando conmigo, con todos mis sueños y mi trabajo ya... no tenía ganas ni de escribir...ni de estudiar...ni de salir...de nada. Y por eso tenía que salir de esta espiral antes de que acabase conmigo.


Todos los sueños que tenía, las esperanzas, todo lo que había echo que este mundo fuera mágico y maravilloso, todo lo que hacía que el esfuerzo realizado mereciera la pena, había sido minado. Y lo peor de todo es que, las personas importantes de mi vida habían sido los que habían acabado con mis sueños: eso es imposible, jajaj que cosas tienes, tu no puedes hacer eso, tu lo que debes hacer, lo que tienes que hacer...

Dirigían mi vida a su antojo como si fuera su pequeña marioneta, y cuando intentaba zafarme de esos insoportables y pesados hilos, usaban todo su arsenal para castigarme: chantaje emocional, miedo, amenazas... mi vida ya no me pertenecía y no sabía cuánto podría soportar esa situación que me consumía.


¿Por qué no encontraba una salida de esta jaula sin ventanas? No puedo mas... por favor que pare ya....

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando me digas otra vez que no valió la pena ... ahorrate la voz...